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Chicago esférico

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Fotografía: Danniboy


Danniboy sigue gastando suela. Ya nos contará cuántos kilómetros ha conseguido en esta odisea americana... Chicago, su último destino. ¿El próximo...?

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Jornada por el libre uso del espacio público

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Blogeano, blogeando... Tras recibir por email el siguiente correo me puse a buscar exactamente qué es La calle es de todos. Grata sorpresa, se trata de un colectivo ciudadano, integrado bajo la Asamblea por la defensa del uso del espacio público de Sevilla. Su objetivo, concienciar a vecinos y políticos de que la calle se puede disfrutar por todos y todas sin tener que llegar a la brutalidad de la prohibición y a la acción policial. En este email nos citan para unas jornadas el próximo 1 de diciembre, pero en su blog podéis encontrar referencias a la ordenanza local contra la que se pronuncian y otras actividades convocadas por la plataforma. Un vistazo, si sois amables... Juzgad después.



Lxs compañerxs de la Asamblea estamos organizando para el próximo SÁBADO 1 DE DICIEMBRE, A PARTIR DE LAS 11.00h, EN EL HUERTO DEL REY MORO (C/Enladrillada, s/n - entre Pza. del Pelícano y Pza. San Román), una jornada de actividades como reivindicación del libre uso del espacio público, un día en el que todxs disfrutemos de este espacio recuperado por lxs vecinxs y convertido en huerto y zona verde tras más de tres años de trabajo y cooperación. El día estará cargado de cosas interesantes para disfrute del personal. El dinero que se recaude en la barra irá destinado al apoyo de la campaña contra la 'ordenanza ¿cívica?'. ¡¡nos vemos el sábado!!

Programa:
11.00h - taller de juegos para niños
13.00h - cantautores
14.00h - comida popular vegana
15.00h - juegos populares de siempre - carrera de sacos, pañuelito,...
17.00h - candela flamenca

La calle es tuya, úsala.

Publicado por lacalleesdetodos

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Lao Tse... "Tao Te Ching"

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L
(A Sergio, por nada en especial...)
Vivir es llegar y morir es volver.
Tres hombres de cada diez caminan hacia la vida.
Tres hombres de cada diez caminan hacia la muerte.
Tres hombres de cada diez mueren en el ansia de vivir.
¿Cómo puede sobrevivir el décimo hombre?
He oído decir que quien sabe cuidarse
viaja sin temor al rinoceronte
ni al tigre,
y va desarmado al combate.
El rinoceronte no encuentra donde hincarle el cuerno,
ni el tigre donde clavarle su garra,
ni el arma donde hundir su filo.
¿Por qué?
Porque en él nada puede morir.

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Good Day, por Guille

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Good Day, Guille Horta

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Onomatopeya de un despertador

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Sueños de Mar, LeMarek


“Pipipiiií, pii, piiiii… Pipipiiií, pii, piiiii…”

Despertar. No de un profundo sueño donde tus palabras callan y tu mente no deja de girar… No de una pesadilla donde corres angustiado sin saber cuál es la última parada. Despertar quiero decir golpear con fuerza tus sienes sintiendo que algo ya no tiene sentido. Que la desconexión fue un éxito y el sueño triunfó sobre la dureza de un mundo cada vez más desorbitado. Despertar quiero decir, sin más, despertar.

Alguna vez, hace mucho tiempo –quizás no tanto- me propuse romper con la fragilidad de mi mente. En mi amor propio quise encontrar la verdadera realidad de mi existir humano y en mi caparazón de cota de malla quise descansar de angustias que eran ya casi un candado a la desesperación.

Lo alcancé. Logré llegar a ese punto culminante de indiferencia hacia esas nubes de humo negro que en días alternos alteraban mi existencia. Conseguí despojarme de aquella estúpida sinrazón y asomarme a un precipicio aún con menos sentido que todo aquello. Vistas hermosas, una sensación de inhalar energías de cordón umbilical a cada paso. Una carne de gallina capaz de conquistar al más sumiso. Un verdadero trago del agua en el manantial de la eterna juventud.

Y, de nuevo, nuevo como nunca, un día te da por sacar la cabeza, por retirarte de ese precipicio que tomado con cautela puede ser francamente estimulante. Como un estupefaciente secreto que crece en nuestros corazones sin más propósito que hacernos un poquito más valientes.

Ahora, que ya no sufro si no encuentro el sentido. Ahora, que no me preocupan las pequeñas miserias del día a día. Ahora, que no salgo más que a dejarme sorprender por los detalles más insospechados. Ahora, que ya me cansé de no pensar más que en el arte de sobrevivir. Ahora, que sólo lucho por vivir. Ahora, despertador de sueños…


“Pipipiiií, pii, piiiii… Pipipiiií, pii, piiiii…”



Andrew LeMarek


Barcelona, 24 de noviembre de 2007



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Velo de mar... por Garry

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Enviado por Garry

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Fernando Fernán-Gómez, "El Viaje a Ninguna Parte"

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Hay que recordar... Hay que recordar... Más alto, por favor. La música, digo. ¿Puede estar un poco más alta? Así, así... Sí, me acuerdo, me acuerdo muy bien. Estos que cantan son el Trío Calaveras, y la canción, un bolero, se llama Caminemos. ¡No, no es el Trío Calaveras! ¡Son Los Panchos! Han pasado ya tantos años... Pero son ellos, estoy seguro. Sí, Los Panchos... A Los Calaveras los vi sólo una vez, cuando se despedían de Casablanca, una «sala de fiestas», como se llamaban entonces.

Aquella noche, después de cerrar, nos quedarnos unos cuantos con los calaveras. En aquel tiempo obligaban a cerrar esos sitios muy pronto. Cosas de Franco, que como él no salía de noche... Su niña, sí, su niña sí que salía con amigos y amigas. A veces se la veía en las salas de fiestas, cuando había una atracción importante. Aún recuerdo su belleza, entre aristocrática y gitana, su mirada oscura... La recuerdo, sí, sí... Ella y las amigas de su mesa estaban siempre muy bien vestidas, es natural. Los dueños de esos locales también obligaban a vestirse bien a las chicas, pero era otra cosa. No había ni punto de comparación.

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Un braç de l´Amazones

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Fátima y Dani están viviendo esa aventura con la que todos soñamos alguna vez. Su viaje a Sudamérica no está exento de vivencias y aconteceres que relatan en su Space. Visitadlo, no tiene desperdicio.

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Bertolt Brecht, "La persona buena de Sezuán"

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SHEN-TE.-Sí, yo soy. Shen-Té y Shui-Ta. Los dos.


Lo que vosotros me mandásteis:
ser buena y seguir viviendo,
me ha partido, como un rayo, en dos mitades.
No sé cómo sucedió: no podía a un mismo tiempo
ser buena para los demás y para mí.
Ayudar a los otros y a mí misma, era demasiado duro.
¡Ah, qué difícil es vuestro mundo!
¡Demasiada miseria! ¡Demasiada desesperación!
¡La mano que tiendes el desvalido,
te la arranca si puede!
¡Ayudando a un hombre que va perdido
te pierdes a ti mismo!
¿Quién puede seguir siendo bueno mucho tiempo
si mueren los hambrientos?
¿De dónde podía yo sacar
todo cuanto necesitaba? Sólo de mí misma.
¿Pero, cómo hacerlo sin perecer?
El peso de mis buenas intenciones
me aplastaba, pero me bastaba
cometer una injusticia
para ser poderosa y comer cuanto quería.
Hay algo que no marcha bien en vuestro mundo.
¿Por qué la maldad se ve recompensada,
y por qué amenaza a los buenos una lucha tan dura?

[...]

Condenadme; todos los crímenes
los he cometido para ayudar a mis vecinos,
para amar a mi amor y
para salvar a mi pequeño de la miseria.
Al lado de vuestros grandes proyectos, Resplandecientes,
yo, pobre de mí, era demasiado pequeña.



Fragmento de La persona buena de Sezuán, de Bertolt Brecht. La obra fue estrenada en el Teatro Romea, en Barcelona, en diciembre de 1966. Brecht siempre será un referente en el teatro del último siglo. Su desparpajo y su manera de enfocar las historias merecen una lectura global.

"Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida; esos son los imprescindibles."

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Naufragio inverso, por Sergio

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Naufragio, Andrew LeMarek


No se qué decirte. No se expresarme después de esto. Ahora me doy cuenta de lo difícil que resulta estar sin ti. Eres una buena persona y eso alivia mi propuesta. El caso es que se ha terminado; y tendré que buscar una manera para pensar en ti como una más en este mundo. No salgo de mi asombro, casi a los 25 años debo aprender a vivir. De todas las cosas de este mundo odio hacer esto. La facilidad con la que escribo sobre cualquier cosa del mundo ahora multiplica su dificultad por un número que no alcanza mi mente a conocer. ¿Cómo explicar la infinitud desde una vida finita? No hay respuesta; y tampoco quiero que pienses más de lo normal si soy yo el que piensa demasiado. No me alargaré mucho, pues la ausencia no deja lugar al dolor. Es como tener la mente llena de vacío, te agota sentirte levitar…Si tuviese que medir el peso de mi cuerpo, ni el mismo globo terráqueo abarca tanta magnitud…o sería como una pluma en una balanza insensible a la presión minúscula. Por una parte absolutamente lleno, por otra terriblemente vacío…daría miedo pasear por mi caja toráxico, serpentear mi escarpada columna.

¡Basta!. Fue un placer sentirme inspirado en cada carta que te mandaba, pues igualmente lleno de alegría me encontraba. Fue un placer entablar con tus labios la conversación más ardiente…fue un placer conocer ese rincón del mundo. De nuevo… ¡Basta! Marcharse de este lugar sin querer guardar un recuerdo del mundo sobrante. Y no puedo, no puedo…no puedo explicarlo. Pensé que esta sería la carta más profunda que escribiría, la más compleja…en algún sentido, la más bonita…y soy un ser insignificante si pretendo comparar mi lenguaje con el de mis adentros. Pensé que no habría ninguna como esta; y sin embargo me encuentro aquí lleno por dentro y reflejando vacío por fuera.

Esta es la carta que pensé que me abatiría, la que pensé que me llevaría a dejar la escritura porque no habría creación más en consonancia con mis sentimientos…aún así tendré que escribir durante toda mi vida, pues no hay cuerpo físico en el mundo capaz de perecer teniendo la sensación de no haber abarcado la frase propuesta, la idea, el concepto…Pensé que esto me llevaría a dejar mis armas, que guardaría mi escudo lejos, que tardaría mucho tiempo en recuperar la formación para la guerra. Aún así la batalla se hace presente; y los soldados se mueven nerviosos esperando a su enemigo, sin saber donde se encuentra, pero a sabiendas de que lejos pero cerca, pasivo pero dañino. Van cayendo uno a uno, sin darles tiempo de avisar a sus familias, pero combaten.

Pensé que esto me haría retirarme de la poesía larga, pensé que ya no querría gastar más fuerzas en algo ingrato como es mi suerte y mi destino. Sin embargo, aquí me encuentro, escribiendo la carta más importante de mi vida, pero sin poder hacerlo. Aquí me encuentro, la carta más fea y poco precisa por intentar decirte que siempre te he amado, por intentar amarte todavía, por intentar describir la grandeza de ese cuerpo. Aquí me encuentro escribiendo la carta menos extensa…la última. La más fuerte en significado…y la más débil en sutileza. Aquí y ahora, intentando reflejar en una frase lo bonito que fue estar contigo.

Sencillamente fenomenal; y como nunca podré volver a decírtelo al oído la última palabra que quiero dedicarte por escrito es: Te quiero.


Sergio

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Plaça de la Revoluciò

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Uno puede pasear tranquilamente por el Barrio de Gracia y encontrar esta plaza dedicada a la revolución de 1868 que acabó con la monarquía de Isabel II. Se trata de un monumento histórico que Gràcia vivió con verdadero entusiasmo. Curiosamente, la plaza fue sede del mercado de Isabel II, llamado posteriormente de la Revolución hasta el año 1911, en que se trasladó a la calle Puigmartí.



En el centro de la plaza podemos contemplar unas letras que, pese a parecer distantes y sin conexión alguna entre sí, mirándolas detenidaamente se puede leer la palabra REVOLUCIÒ, una característica del barrio en toda su historia.

En efecto, el popular barrio cuenta con más de cien colectivos vecinales, en su mayoría de carácter reivindicativo. Paseando por sus calles podemos encontrar centros cívicos, casas sociales, locales ocupados o asociaciones culturales independientes. Un conglomerado vecinal muy importante que aporta, según gran parte de los barceloneses, el calificativo de "barrio cultural" por excelencia de la capital catalana.

Merece la pena pasear por sus calles.

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Ismael y el Islam

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Muchas veces, uno se pregunta qué opinan cada una de las religiones de las demás. Esta mañana me han aclarado algunas cosas del Islam, su relación con otras culturas y, en concreto, el surgimiento de aquél a raíz de la tradición "cristiana". Es algo que considero de cultura elemental para cualquier debate sobre religión, así que intentaré explicar qué dice el Corán sobre el nacimiento mismo de la religión islámica.

Supplicating Pilgrim at Masjid Al Haram. Mecca, Saudi Arabia. Photo Courtesy of Ali Mansuri


Aunque el Islam como tal no nace hasta el año 622, año de la Hégira, tendríamos que retraernos hasta mucho antes para comprender la relación de esta religión con el creistianismo o el judaísmo. Según el Corán, estas religiones surgieron como válidas en su tiempo, y actuaban en base a la verdadera palabra de Dios -no se olviden, el Dios, se llame como se llame, es común a todas ellas-, sólo que, en algún momento, cristianos y judíos se separaron de la senda correcta y equivocaron su manera de actuar conforme a los dogmas divinos. Por eso, aunque el Corán proclama la conversión al Islam, no califica de herejes ni de falsas las demás religiones, con las que, además, parece tener un origen común.

¿Por qué se habla de un origen común? El Islam contempla un Dios Único, Misericordioso, y cree en la continuidad de los Profetas,siendo estos: Adán, Noé, Abraham, Ismael, Isaac, Jacob, José, Job, Moisés, Aarón, David, Salomón, Elías, Jonás, Juan y Jesús. Sin embargo, entiende que el mensaje definitivo de Dios al hombre y la confirmación de todo lo revelado anteriormente fue realizada al Profeta Mahoma a través del Angel Gabriel.

Además, los musulmanes se nombran descendientes de Ismael, el hijo de Abraham. Aquí radica el punto de inflexión en la historia de las religiones: mientras Moisés y Cristo, profetas supremos, por llamarlo de alguna manera, del Judaísmo y del Cristianismo, provienen de Isaac, el otro hijo de Abraham; Mahoma es descendiente de su hermano Ismael, que estableció las bases para una nueva religión que surgiría siglos más tarde.

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Eres tú...

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Terpsichore, Jean-Marc Nattier


Sí, eres tú, la hermosura
de tu sonrisa se refleja
en el fulgor de aquella estrella.
Precioso tu rostro, en la Luna.

Te pregunto qué hacer, inocente.
¿Por qué, mi cielo, no respondes?
¿Acaso aprendió a mentir la noche?
No. Te vuelvo a ver. Ardiente

Sí, eres tú. Deja que te ame.
Búscame esa sonrisa idiota,
bésame antes que la noche acabe.

Ardiente. El cielo amanece azul.
Mi corazón late impaciente,
buscando amor. Déjame verte. Sí, eres tú.


Andrew LeMarek, 2002.

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Juan José Millás... "Errores"

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“Si el mundo estuviese hecho de harina, querríamos conocer los secretos de la harina; si de huevo, los secretos del huevo; si de plastilina, los de la plastilina. Nosotros estamos hechos, sobre todo de palabras. Cuando nacemos, alguien toma en sus brazos ese trozo de carne fresca y comienza a amasarlo con palabras. Somos niños o niñas, altos o bajos, feos o guapos, porque nos cuecen en una salsa de adjetivos, pronombres, verbos, adverbios y preposiciones. Un hombre hecho, incluso a medio hacer, es el hijo de, el novio de, el padre de, el amigo de, del mismo modo que es ingeniero o médico o mendigo, además de español, inglés o lituano. Por eso, conviene conocer el funcionamiento de las palabras con la precisión con la que conocemos el de los pulmones.
El corazón mata, pero las palabras también. Si a usted, por ejemplo, le asignan la palabra mujer, corre el peligro de perecer a manos de un marido (llevamos 38 mujeres muertas en lo que va de año). Y si se le asignan el término inmigrante, tiene bastantes posibilidades de ahogarse al cruzar el Estrecho en una balsa. Vamos al cardiólogo cuando nos duele el corazón, pero no se nos ocurre acudir al gramático cuando nos duele la vida. Y hacemos bien, porque lo cierto es que cada uno debería ser su propio gramático. Acabo de comprar una novela titulada Cuando éramos mayores, de Anne Tyler (Alfaguara), cuya primera frase dice así: “Érase una vez una mujer que descubrió que se había convertido en la persona equivocada”. No puedo decirles cómo sigue porque llevo varios días intentando digerir ese comienzo tan terrible como esperanzador.
Es cierto: a veces no eres capaz de sacar adelante el proyecto que tenías de ti y te sale un individuo detestable. Pero si dispones de los recursos verbales necesarios para darte cuenta, quizá puedas rectificar. Me pregunto si no nos habremos convertido en las sociedades y en las naciones y en los países equivocados. Y si todavía estamos a tiempo de construir una frase tan sencilla, pero tan eficaz, como la de esa novela: érase un mundo que descubrió que se había convertido en un mundo equivocado. Hay que hacer un pequeño esfuerzo sintáctico, pero vale la pena. Viva la gramática”

(MILLÁS, J.J.: “Errores”, El País, 18.Octubre.2002)


enviado por Sergio

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Cioran, ese filósofo...

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El libro de historia más enorme y hermoso que imaginarse pueda es el cielo estrellado, porque la luz guarda memoria de todo lo acaecido en el Universo en los pasados 15.000 millones de años. Por eso, y no sin cierta ironía, escribe Fernando Pessoa: “Tengo compasión de las estrellas, / Que brillan hace tanto tiempo…, / Tanto tiempo… / Siento compasión por ellas…”.

Foto: Dannyboy


Como muchos de ustedes saben, Cioran es un filósofo entrañablemente pesimista. Tal vez por eso, en uno de sus libros no se le ocurre otra cosa que decir que Dios ve el mundo por el ojo de España. Y puede que por hacer honra a su propuesta, un día Dios se asoma a una calle madrileña y le dice a un viandante:

– “Hola, soy Dios”.

El viandante ya ha visto de todo en la capital de los españoles, así que no se asombra demasiado, aunque mentalmente inicia un rápido repaso de sus pecadillos relacionados con las partes pudendas, por lo que le pudieran preguntar. Sin embargo, Dios parece interesado en otros asuntos.

– “Pocas cosas como el Universo” comenta Dios, no sin cierta vanagloria, en una cita interesada del genial Augusto Monterroso. Pero nuestro viandante no conoce a Monterroso y nunca se preguntó si el Universo fue en su día creado por alguien, aunque fuese Dios, o si siempre estuvo ahí.

– “¿Qué te pareció el invento de la luz?” insiste el Hacedor de todo lo visible. “¿No fue una gran idea que la luz fuese a la vez onda y partícula?”

– “La verdad – dice el viandante – que no se mucho de esas cosas…”

– “¿Qué cosas te interesan pues? – pregunta el Gestor de todo lo que existe de forma más bien retórica, porque continua como sigue: “Por intermedio de Pico della Mirandola (lo tienes traducido por la Editora Nacional, – especifica), te envié instrucciones… Así, por ejemplo, te digo que te coloqué en el centro del mundo para que volvieras más cómodamente la vista a tu alrededor y miraras todo lo que existe…, para que tú, como modelador y escultor de ti mismo, más a tu gusto y honra te forjes la forma que prefieras para ti…”.

El hombre no sabe qué decir. Para empezar no tiene ni idea de quien es ese tal Mirandola. Por otra parte, no se siente en el centro de nada y lo de modelar y esculpir le queda un poco grande. Por un momento piensa que está siendo filmado para algún programa televisivo del tipo “la cámara indiscreta”.

Al final, por decir algo, comenta: – “Estoy en contra de la homosexualidad…”

A lo que el Divino hacedor, algo irritado, le contesta: – “Pero, por favor: ¿no sabes que, al contrario de lo que a ustedes os ocurre con las gambas, a mí del hombre sólo me interesa la cabeza…?”.

Por un momento, el Señor del Universo piensa en enviarle un rayo de advertencia, pero como muy bien señala Lucrecio en su “De rerum Natura” los dioses tienen problemas para fabricar rayos los días soleados. Lo suyo es tirarlos a diestro y siniestro los días de tormenta. Pero, en cualquier caso, Dios se marcha pensando que, en lo sucesivo, tal vez utilice otro país como ojo para observar a la Humanidad.


Lección inaugural de Filosofía, curso 2005-2006 de la UPO. Don JOSE MARÍA DELGADO GARCÍA

enviado por Sergio

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Silvio Rodríguez... "Ojalá"

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Ojalá que las hojas no te toquen el cuerpo cuando caigan
para que no las puedas convertir en cristal.
Ojalá que la lluvia deje de ser milagro que baja por tu cuerpo.
Ojalá que la luna pueda salir sin tí.
Ojalá que la tierra no te bese los pasos.

Ojalá se te acabé la mirada constante,
la palabra precisa, la sonrisa perfecta.
Ojalá pase algo que te borre de pronto:
una luz cegadora, un disparo de nieve.
Ojalá por lo menos que me lleve la muerte,
para no verte tanto, para no verte siempre
en todos los segundos, en todas las visiones:
ojalá que no pueda tocarte ni en canciones

Ojalá que la aurora no dé gritos que caigan en mi espalda.
Ojalá que tu nombre se le olvide a esa voz.
Ojalá las paredes no retengan tu ruido de camino cansado.
Ojalá que el deseo se vaya tras de tí,
a tu viejo gobierno de difuntos y flores.

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Trenes, canciones y sueños

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El Grito, Eduard Munch


Como siempre, mis ideas y venidas a este gran texto que se construye sólo poco a poco. Pero ya no tenemos dieciséis años, y las semanas pasan cortas sin dejar un mínimo resquicio para poder disfrutar las horas como tales. Ahora son minutos…

Cuatro meses tras mi salida definitiva de Grenoble. Cuatro meses. Y sigo sin estar del todo hecho a mi vida aquí. Mi vida aquí, a veces sigo aquí viviendo, pasando los momentos y me parece que todo funciona, todo sigue como antes, como si yo aún no estuviera aquí y tan solo fueran mis ojos los que observan lo que sería mi vida sin mí. Pero yo ando por estos lugares… es una sensación rara de soledad. Soledad que se hace muy patente en grandes momentos de desgana personal, normalmente acompañados de miles de pequeños empujones que intentan moverme en una dirección, en la que manda el viento… en donde yo no soy capitán.

¿Quién sabe como moverse en cada situación? ¿Quién puede sacar el máximo partido a lo que tiene delante? El mundo que te rodea está en continuo cambio, en continua evolución, en muchos sentidos a la vez… y tú estás en medio, sin saber a donde mirar, cogiendo cosas de aquí, de allí, llevando de un sitio para otro experiencias, muchas de ellas sin sentido… algunas muchas veces sin realmente disfrutar lo que estás haciendo… otras, en cambio, recreándote sin parar en detalles ínfimos. Es lo hermoso de la vida, es lo bonito de soñar. Es hacer una realidad distinta a la que había, cogiendo los ingredientes de un pasado, de unos recuerdos, de muchos sueños.

Sueños que configuran un mundo. Porque el mundo está lleno de ciudadanos. Ciudadanos con sus pequeños sueños, y muchos de ellos se cumplen día a día. Configuran el mundo. Todos buscamos algo, aunque no sepamos llamarlo por su nombre, y un día, se cumple. Hace que cambies, que todo cambie, que aumente la felicidad, aunque sea por un instante. El mundo que vemos no es más que la suma de pequeños sueños cumplidos. También decepciones, en el otro lado de la moneda. Pero siempre tendemos a evitar tener en cuenta esos detalles que no te dejan sonreír. Cuando nace una sonrisa… cuando detrás de esa sonrisa estás tú…

El mundo no frena. No te espera. A veces alguien desde el tren te lanza una cuerda para que puedas deslizarte como Tarzán, de un vagón a otro. Momentos flotando alrededor, sonriendo, disfrutando el momento. Luego cesa, y tienes que seguir corriendo al lado, para no perder lo que quieres. Para encontrar lo que amas. Para ser tú mismo. Y cuando consigues entrar en el vagón, todo se hace de una manera más relajada. Pero claro, no olvidemos, el tren va en una dirección, tú la escogiste, pero cambiar el rumbo es harto complicado. Las vías están ahí, trazadas. Y en el vagón del tren siempre van los mismos ocupantes. Caras que cambian en algunas estaciones. Clásicos que siempre estarán. Es increíble lo que puedes sacar del que lleva tanto tiempo haciendo el mismo recorrido, de ida y vuelta. También de los que se acaban de subir y te cuentan como son otras líneas, otros paisajes. Otras rutinas. Y la vida en el vagón sigue surgiendo… monótona… con sus pequeñas dosis de sobresalto.

¿Sortir ou rester?
”yo me quedo en casa… lo de fuera no me interesa…”

En estos momentos no soy capaz de adentrarme dentro y ver qué necesito. No veo clara la opción huida de nuevo. Tengo que comenzar aquí, hacerme fuerte, aprender muchas cosas aquí ahora. Sevilla me está ofreciendo muchas posibilidades y tengo que aprovecharlas… pero es salir… ya no es sólo currículo, que nunca lo fue, sino cambio. ¿No he tenido suficiente? Dudas, clásicas. Quizás lo mejor sea quedarse.

Y no olvidemos el Amor. Hoy bien, fuerte, mañana, no te puedo asegurar nada. Que seguimos con lo mismo, no. Que cambiamos de manera radical, tampoco. He hecho progresos. Ha sido duro. Es duro.

“…tan, tan… llaman a la puerta otra vez, ya va, ¿quién es? Fui a abrir, y se coló en mi casa un amanecer… joder, ¡qué bien!...”


Autor: Taché, Sevilla

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Not Walking

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Sucede a veces que un texto vuelve a salir del cajón de sastre donde reposan los recuerdos. Sucede que vuelve para recordarte a María, que me dio la posibilidad del exilio en Málaga, desde donde escribí estas líneas. Sucede que vuelve Pablo a la mamoria, para honrar al primero en mostrar sentimientos ante banales palabras.

Recuerdo lluvia, mucha lluvia, entre Not Walking y Not Stop. Recuerdo imágenes, palabras, abrazos, lágrimas... Hasta que llega un momento en el que apenas recuerdo nada. No recuerdo...


Not Walking


Cumbre entre nieblas, Andrew LeMarek. 2006


[Sucede que me canso de ser hombre...] Neruda, “Walking Around”.


Sucede en ocasiones que no sabes a dónde ir, hacia dónde dirigirte; no sabes a quién recurrir en esos momentos en que el mundo se derrumba a tus pies y sientes esa penosa mezcla de indiferencia e incertidumbre. No sabes hacia dónde dirigir tu mirada cuando delante se cruza alguna imagen que no quieras ver, algo que recuerde lo que pretendes esconder en el olvido.

Ocurre a veces que no encuentras el horizonte, que tus aspiraciones se difuminan a los pocos segundos de ver la luz. Momentos en los que la única esperanza es ver pasar los días, descontar 24 horas del calendario de la vida cada vez que cierras los ojos para dormir. Observar el mundo sin más ilusión que esperar que llegue el día en que todo cambie, sin hacer nada por conseguirlo, sin metas...

Puede ocurrir que te sientas abatido, que creas que la vida es un castigo merecido, que parezcas irrelevante en la inmensidad de un mundo creado para ellos, donde tu opinión no opina y tu palabra calla eternamente. Observas por la ventana y ves un universo tan infinito que tu presencia no luce y tu ausencia jamás será objetada, por nadie. Te sientes triste.

Sucede que sientes que ya lo has hecho todo, que no quedan objetivos por cumplir, y que los propósitos alcanzados no son suficientes para dejar huella en ese universo infinito. Sucede que te sientes vacío por dentro y absurdo por fuera. Crees haber malgastado esfuerzos inútiles en creer a los demás, en hacer felices a quienes ahora te vuelven la cabeza y te dan la espalda. Piensas en viejas canciones; antes himnos, ahora palabras vacías arrastradas por el viento, promesas incumplidas, mentiras eternas. Observas con resignación a quienes antes decían ser tus amigos y ahora te miran por encima del hombro. Incluso puede suceder que alguno intente cegar tu imagen para que la conciencia no lo obligue a acercarse, a preguntar por tu esperanza, a enmascarar su displicencia.

Ocurre en ciertos momentos que tu amor se ve desagradecido, que observas impotente cómo quizá le das demasiada importancia a los demás, cómo el error es depender del amor de las personas amadas. Sucede que el odio es un arma desconocida para ti, que no sabes usarlo ni encajarlo cuando la corriente te lleva al borde del abismo. Te das cuenta de que realmente el odio es un valor, importante valor humano.

Sucede que te hundes en un infierno de ansiedad y de ceniza, que te aterra el olor a soledad del precipicio, que no puedes curar la herida abierta por el quiebro y cubierta de vinagre y sal por el olvido, que hoy no puedes agarrarte al brazo de quien ayer te ofrecía su vida. Sucede también a veces que al tragar saliva aparentas devorar tu fantasía, que poco a poco se va rompiendo el puzzle mental de la sinrazón, que observas aterrado la evaporación de los sueños anhelados.

Sucede que la vida te azota sin compasión dejándote vivir día a día, que incluso te atreves a plantarle cara, a desafiarla…


[…No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero cuando la lluvia cae sobre el Botánico
aquí se quedan sólo los fantasmas.

Ustedes pueden irse.
Yo me quedo.] Benedetti, “A la izquierda del roble”



Andrew LeMarek, abril 2004

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