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Caballeros maltratados

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Sal, pequeña grandeza
que te muestras innoble,
innoble pues sin nobleza
ni entereza te escondes.

Entra, crepúsculo ajado
sin virtud mas con pecado,
pecado sólo de haber estado,
sin quererlo, encadenado.

Sal, miserable estampa
del tormento del guerrero,
guerrero de sucia espada
y caballo sin aliento.

Entra, noche de tinieblas,
y arropa con tu voz mi llanto;
llanto que por su belleza
vuelve loco al cortesano.

Decidme, oh señores del ocaso:
¿acaso no mienten las virtudes
y engañan los modales refinados?

Responderéis abochornados:
sólo quisimos escapar de lo que fuimos;
esclavos sin cadenas, amantes maltratados
.



LeMarek
. Barcelona, 2008

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