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Upupa Epops, por Manuel Cruz

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Enviado por Manuel Cruz, Paparazzi Bichero

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Fuego, LeMarek


Verterse del todo en el recipiente de la situación y rebosar de tanto añadirse. Escapar de la graciosa angustia con un poco más de ella. Derramarse por el exterior y mirar a través del prisma cuando pasa y pasa el tiempo…Formas de hacerse esclavo del sentimiento, formas de emanciparse de ellos…Con un poco más de tristeza escapas de la melancolía y quedas en manos del vacío de no sentir en absoluto, con un poco más de júbilo vislumbras el final de una agradable sonrisa y quedan ocultas todas las razones que te hicieron arquear los labios. Con una sola bocanada más de soledad llegas al final del pacto entre tú y el tedio creyendo ser el hombre más rodeado del mundo. Un beso más y congelas la situación…un beso más y el amor empieza a parecer un contrato. La delgada línea de la satisfacción y el hastío…separada por el mismo ingrediente…por un poco más de ello. Quizás nuestra muerte se deba al deseo de vivir con tanto aprecio…quizás nuestra muerte llegue antes debido a la curiosidad de no tenerla presente. Es la llama más ardiente la que se consume igualmente pronto, es la intención por respirar todo el aire del mundo la que hace que asfixiemos…son las ganas de soñar las que nos despiertan antes en la madrugada, débiles y susceptibles. Es el hombre que más siente el que se dirige antes a su fin, abarcándolo todo y apenado de que su cuerpo no remedie el poco espacio que dedica al deleite.


Escrito por Sergio

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Cambios...

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Habréis notado que el diseño del blog deja mucho que desear en estos momentos. Estamos dándole un lavado de cara al blog, con el objeto de empezar una nueva etapa, depurando los contenidos de Las Mil y Una Culturas, añadiendo nuevos enlaces interesantes y tratar de crear una red de pequeños grandes artistas...

Los artículos, fotografías, relatos... no se verán afectados (esperemos) por los cambios que se producirán.

¡Hasta pronto!

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Caballeros maltratados

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Sal, pequeña grandeza
que te muestras innoble,
innoble pues sin nobleza
ni entereza te escondes.

Entra, crepúsculo ajado
sin virtud mas con pecado,
pecado sólo de haber estado,
sin quererlo, encadenado.

Sal, miserable estampa
del tormento del guerrero,
guerrero de sucia espada
y caballo sin aliento.

Entra, noche de tinieblas,
y arropa con tu voz mi llanto;
llanto que por su belleza
vuelve loco al cortesano.

Decidme, oh señores del ocaso:
¿acaso no mienten las virtudes
y engañan los modales refinados?

Responderéis abochornados:
sólo quisimos escapar de lo que fuimos;
esclavos sin cadenas, amantes maltratados
.



LeMarek
. Barcelona, 2008

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Exclamación

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Exclamación, Andrew LeMarek
Panorámica del río Ródano a su paso por Arlés (Francia)

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La inspiración es pura y mera casualidad, por Sergio

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Hablar de la inspiración no es de lo mejor que puedo hacer. Quizás debamos recordar todos un momento en el que nos sentimos inspirados y a partir de ahí crear una escenificación propia para describirlo. Por ejemplo, según el diccionario, la inspiración resulta del singular y eficaz estímulo que provoca en el artista la producción de algo como casi sin esfuerzo. Como algo que no se ha pensado y que encaja a la perfección en el momento, el sitio y la mente adecuada. Para el sujeto inspirado, todo su alrededor goza de inercia; y confunde la belleza con la subjetividad de la suya propia. Por un instante experimenta la visión general y bilateral de los colores, las palabras, los movimientos, etc. sin una ética reguladora que le haga pensar que se ha equivocado, que ha proyectado mal la parábola. De todos modos, la inspiración no pervive eternamente, ni tan solo existe más de una semana, un día, unas horas, unos segundos…de todos modos, la inspiración previa e inicial hace que el resto de la ejecución parezca una genialidad. De hecho, puede que así sea para el resto de personas que observen, escuchen o lean una obra producida con un cierto ápice de inspiración. De otro lado está el objeto digno de la praxis inspiradora. Bien un llano de verde pasto, bien un árido y ondulante desierto, bien un desgarrador poema…son herramientas que provocan, y a la vez potencian, la calidad con que el artista inicia, con maestría, su obra. Pero no en la mayoría de casos la inspiración la produce una herramienta externa. En este caso, habría que hacer una diferenciación del término. Nos encontramos a veces con la inspiración externa del sol, del cielo, del olor a azahar, de un rostro, de una conversación, etc. También pueden funcionar en ese ámbito una canción, una escena cinematográfica, un título; o el mismísimo párrafo de una novela ya publicada. Son útiles cuyo majestuoso poder solo captan las mentes menos aburridas. Pero ya nos hemos referido a ellos como provocadores y potenciadores de un estímulo que por sí solo existe, eso sí en consonancia con algún elemento del exterior donde se materializaría, pues sino habría de llamarse sentimiento. De hecho, la inspiración es un sentimiento que necesita ser contado; y que hasta no hacerlo no se realiza y por lo tanto no existe tal y como ha sido creado, con toda su fuerza y magnitud. Pero…está en nosotros, en todas nuestras cabezas, en nuestras manos. Necesitada de un espejo que compatibilice lo que hay dentro y lo que hay fuera, la esencia y la apariencia. Pero sólo por unos segundos…Sólo por unos segundos se unen y uno no se siente aturdido por el impacto de la realidad apática. Quizás por ello la inspiración es pura y mera casualidad.


La inspiración innata, como acto que llega a ser potencia. Es la calidad de toda una relación de objetos y sentidos en el interior del mismo sujeto. Por ejemplo, el artista ya consagrado no puede inspirarse, sencillamente porque él mismo y su manera de expresarse son la inspiración en potencia; y en todo caso funcionan como objetos inspiradores, por ello mismo son Artistas. De hecho, es su ventaja: saber captar, focalizar y expresar su sentimiento. Cuando alguien habla sobre su falta de inspiración, no es ésta la que escasea, sino el sentimiento de poder contarla, divinizarla y materializarla, siendo ésta última la única prueba de que existe. Puede que se le llame inspiración a ese arrebato de virtuosidad que genera cosas sin esfuerzo. Pero no siempre la inspiración implica calidad. Es innegable que un artista del rango de Miguel Ángel, Dalí o Van Gogh (por citar algunos) ejecute con maestría una obra. Es innegable que estén bien hechas, pero es discutible su universalidad como fruto de la pasión de todo el género humano. Igualmente William Blake, Caspar David Friedrich o Gustave Moureau pudieron estar equiparablemente inspirados, pero no por ello sus obras se corresponden con el significado de belleza de otras. Así, no tiene por qué implicar la necesaria calidad que uno imagina cuando se le dice “estoy inspirado”. De este modo ¿Se podría decir que todo el género humano está inspirado, o que tiene la capacidad para ello? Bien podríamos decir que sí. Es cierto que no todos estamos inspirados, porque aludiendo a lo anterior no es algo latente y duradero, pero en algún momento los más hábiles hemos tenido la oportunidad de sentirlo, de saborear el placer y el regocijo que nos brinda el hacer cosas con la más absoluta certeza de que existen. La inspiración es ese flujo que acude sin haberlo buscado y que desaparece sin haberlo deseado, dejando en manos de la subjetividad su consenso.


Escrito por Sergio.
Sevilla, marzo 2008


"Hay diferentes tipos de imitaciones:
A algunos artistas les empuja la necesidad,
la falta de talento. Creen que resucitan
su propia llama en la obra de arte y a eso
lo llaman inspirarse".
Joseph Anton Koch.

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