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Bertolt Brecht, "La persona buena de Sezuán"

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SHEN-TE.-Sí, yo soy. Shen-Té y Shui-Ta. Los dos.


Lo que vosotros me mandásteis:
ser buena y seguir viviendo,
me ha partido, como un rayo, en dos mitades.
No sé cómo sucedió: no podía a un mismo tiempo
ser buena para los demás y para mí.
Ayudar a los otros y a mí misma, era demasiado duro.
¡Ah, qué difícil es vuestro mundo!
¡Demasiada miseria! ¡Demasiada desesperación!
¡La mano que tiendes el desvalido,
te la arranca si puede!
¡Ayudando a un hombre que va perdido
te pierdes a ti mismo!
¿Quién puede seguir siendo bueno mucho tiempo
si mueren los hambrientos?
¿De dónde podía yo sacar
todo cuanto necesitaba? Sólo de mí misma.
¿Pero, cómo hacerlo sin perecer?
El peso de mis buenas intenciones
me aplastaba, pero me bastaba
cometer una injusticia
para ser poderosa y comer cuanto quería.
Hay algo que no marcha bien en vuestro mundo.
¿Por qué la maldad se ve recompensada,
y por qué amenaza a los buenos una lucha tan dura?

[...]

Condenadme; todos los crímenes
los he cometido para ayudar a mis vecinos,
para amar a mi amor y
para salvar a mi pequeño de la miseria.
Al lado de vuestros grandes proyectos, Resplandecientes,
yo, pobre de mí, era demasiado pequeña.



Fragmento de La persona buena de Sezuán, de Bertolt Brecht. La obra fue estrenada en el Teatro Romea, en Barcelona, en diciembre de 1966. Brecht siempre será un referente en el teatro del último siglo. Su desparpajo y su manera de enfocar las historias merecen una lectura global.

"Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida; esos son los imprescindibles."

1 comentarios:

mare hada dijo...

Esa frase final me la dijo un amigo de Neuquén y nunca la voy a olvidar. Este escritor no debería pasar desapercibido por nadie. Es un grande =)