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Not Walking

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Sucede a veces que un texto vuelve a salir del cajón de sastre donde reposan los recuerdos. Sucede que vuelve para recordarte a María, que me dio la posibilidad del exilio en Málaga, desde donde escribí estas líneas. Sucede que vuelve Pablo a la mamoria, para honrar al primero en mostrar sentimientos ante banales palabras.

Recuerdo lluvia, mucha lluvia, entre Not Walking y Not Stop. Recuerdo imágenes, palabras, abrazos, lágrimas... Hasta que llega un momento en el que apenas recuerdo nada. No recuerdo...


Not Walking


Cumbre entre nieblas, Andrew LeMarek. 2006


[Sucede que me canso de ser hombre...] Neruda, “Walking Around”.


Sucede en ocasiones que no sabes a dónde ir, hacia dónde dirigirte; no sabes a quién recurrir en esos momentos en que el mundo se derrumba a tus pies y sientes esa penosa mezcla de indiferencia e incertidumbre. No sabes hacia dónde dirigir tu mirada cuando delante se cruza alguna imagen que no quieras ver, algo que recuerde lo que pretendes esconder en el olvido.

Ocurre a veces que no encuentras el horizonte, que tus aspiraciones se difuminan a los pocos segundos de ver la luz. Momentos en los que la única esperanza es ver pasar los días, descontar 24 horas del calendario de la vida cada vez que cierras los ojos para dormir. Observar el mundo sin más ilusión que esperar que llegue el día en que todo cambie, sin hacer nada por conseguirlo, sin metas...

Puede ocurrir que te sientas abatido, que creas que la vida es un castigo merecido, que parezcas irrelevante en la inmensidad de un mundo creado para ellos, donde tu opinión no opina y tu palabra calla eternamente. Observas por la ventana y ves un universo tan infinito que tu presencia no luce y tu ausencia jamás será objetada, por nadie. Te sientes triste.

Sucede que sientes que ya lo has hecho todo, que no quedan objetivos por cumplir, y que los propósitos alcanzados no son suficientes para dejar huella en ese universo infinito. Sucede que te sientes vacío por dentro y absurdo por fuera. Crees haber malgastado esfuerzos inútiles en creer a los demás, en hacer felices a quienes ahora te vuelven la cabeza y te dan la espalda. Piensas en viejas canciones; antes himnos, ahora palabras vacías arrastradas por el viento, promesas incumplidas, mentiras eternas. Observas con resignación a quienes antes decían ser tus amigos y ahora te miran por encima del hombro. Incluso puede suceder que alguno intente cegar tu imagen para que la conciencia no lo obligue a acercarse, a preguntar por tu esperanza, a enmascarar su displicencia.

Ocurre en ciertos momentos que tu amor se ve desagradecido, que observas impotente cómo quizá le das demasiada importancia a los demás, cómo el error es depender del amor de las personas amadas. Sucede que el odio es un arma desconocida para ti, que no sabes usarlo ni encajarlo cuando la corriente te lleva al borde del abismo. Te das cuenta de que realmente el odio es un valor, importante valor humano.

Sucede que te hundes en un infierno de ansiedad y de ceniza, que te aterra el olor a soledad del precipicio, que no puedes curar la herida abierta por el quiebro y cubierta de vinagre y sal por el olvido, que hoy no puedes agarrarte al brazo de quien ayer te ofrecía su vida. Sucede también a veces que al tragar saliva aparentas devorar tu fantasía, que poco a poco se va rompiendo el puzzle mental de la sinrazón, que observas aterrado la evaporación de los sueños anhelados.

Sucede que la vida te azota sin compasión dejándote vivir día a día, que incluso te atreves a plantarle cara, a desafiarla…


[…No sé si alguna vez les ha pasado a ustedes
pero cuando la lluvia cae sobre el Botánico
aquí se quedan sólo los fantasmas.

Ustedes pueden irse.
Yo me quedo.] Benedetti, “A la izquierda del roble”



Andrew LeMarek, abril 2004

8 comentarios:

Laura dijo...

jo, andrew, me siento tan así ahora mismo, que se me llenan los ojos de lagrimas al leerte, o releerte.
Besos

Laura dijo...

no es que me sienta así plenamente, digo, pero la idea, como estado de ánimo, no como forma de vida, sí la siento, si es que las ideas se pueden sentir.
Pero tú me entiendes.
Seguro.

Andrew LeMarek dijo...

Lau, siempre es agradable recibir la visita de quien es capaz de escribir los versos que haces tú. Siempre me agrada poder provocar -lo que sea- en quien lee lo que escribo. Por eso, gracias por dejarte ver.

Respecto a tu estado de ánimo, supongo que ya habrás comprobado que escribir de noche es una terapia demasiado tentadora. Utilílaza a tu antojo... Lo demás, aunque no lo creas y no lo parezca, llega sólo. Al menos, eso me pasó a mí: poco a poco, conseguir volver a andar, deseché la idea del Not Walking...

¿Conoces el poema de Benedetti "Arco Iris"?

A veces
por supuesto
usted sonríe
y no importa lo linda
o lo fea
lo vieja
o lo joven
lo mucho
o lo poco
que usted realmente
sea

sonríe
cual si fuese
una revelación
y su sonrisa anula
todas las anteriores
caducan al instante
sus rostros como máscaras
sus ojos duros
frágiles
como espejos en óvalo
su boca de morder
su mentón de capricho
sus pómulos fragantes
sus párpados
su miedo

sonríe
y usted nace
asume el mundo
mira
sin mirar
indefensa
desnuda
transparente

y a lo mejor
si la sonrisa viene
de muy
de muy adentro
usted puede llorar
sencillamente
sin desgarrarse
sin deseperarse
sin convocar la muerte
ni sentirse vacía

llorar
sólo llorar

entonces su sonrisa
si todavia existe
se vuelve un arco iris.

Pero bueno... ¿qué te voy a contar a ti de Benedetti?

Un sincero abrazo, Lau.

Laura dijo...

jejejej, realmente estuve a puntito de proponerte esta mañana el poema "estados de ánimo" del mismo. Gracias por ponerme ése. Lo conocía, pero eso es lo de menos.
Tienes 24? Creí que eras mayor, chico, no sé por qué, me había hecho esa idea.
Un abrazo

Sergio dijo...

Si es que el no caminar es enfermizo, yo ahora mismo padezco de muerte. No hay sombras en las calles pues no sale el sol de hace tiempo. Ese sol del que hablo es hiriente cuando no aparece, cuando se apaga y deja en su lugar la brisa del invierno profundo. It's time like these you learn to live again, to give again, to love again. It's time like these time anda time again.

Andrew LeMarek dijo...

Sí, Lau, tengo 24... jeje.Iremos compartiendo a Mario...

Un abrazo, Sergio. Los dos sabemos que ese Sol volverá a quemar, aúnmás fuerte que antes...

Sergio dijo...

Me alegran mucho tus palabras. Ya sabes que el sol de Sevilla es bien ardiente, pero también sabes que el invierno es húmedo y el frío recorre todos tus huesos, la sangre, el corazón. Te echo de menos Víctor. Un abrazo amigo, cuídate por lo que más quieras.

Laura dijo...

jeje sí andrew, "sólo" 23. En fin, a lo mejor estamos destinados a que nos crean mayores... o no!! los blogs son un poco antipersonales en ese sentido, no sabes nada del otro, aunque se sepa mucho más que los que sí saben (por ejemplo, yo puedo decir mucho en un escrito que gente que me conoce y no me lee no tiene ni idea).
Sí, seguimos compartiendo a Mario, y por lo que veo, también a Ismael. Es de mis debilidades, jejej, aunque el último disco me fatiga un poco.
Besos